martes, 30 de abril de 2013

El monje que no sabía meditar....




"Érase una vez un niño monje que vivía en un precioso templo al norte de Tailandia.


Se sentía desdichado porque, mientras todos sus hermanos eran capaces de permanecer horas inmóviles, con los ojos cerrados abstraídos en la meditación, él no era capaz de desconectar de los estímulos que le rodeaban.
Sus ojos se abrían persiguiendo con la mirada hipnotizado las piruetas de los pájaros en su maravilloso vuelo , percibía el olor del incienso que le embriagaba dulcemente, su cuerpo se removía inquiero al sentir música en el ruido de la calle...¡Todo le parecía apasionante!

Se impuso a si mismo, la tarea de acudir cada tarde a la zona más sombría y alejada del jardín del templo donde los rayos del sol apenas penetraban, y se sentaba tarde tras tarde a los pies de un viejo árbol de corteza reseca y áspera, con la esperanza de alcanzar esa "quietud y serenidad de sus compañeros".

Una noche, uno de los ancianos monjes ,que había observado la lucha diaria de nuestro protagonista desde la distancia y el silencio en los últimos meses, encontró a nuestro pequeño guerrero enroscado, profundamente dormido con las lagrimas rodando por sus mejillas en un lecho de hojas secas.
Dulcemente le cogió en brazos y le transportó a su habitación con una sonrisa en los labios y una idea en su experimentada y sabia mente.

Al día siguiente, cuándo cabizbajo y resignado, el niño monje se dirigía a su sombrío rincón, se encontró con que alguien había rodeado el áspero y duro tronco de su árbol con telas de brillantes colores y sobre la arena del suelo una frase escrita

"Tu deber es descubrir tu mundo y después entrégate con todo tu corazón. "
-Buda.

Desde ese día, nunca más volvió a sentirse desdichado, diferente o inferior a sus compañeros y, tarde tras tarde volvía a su sombrío rincón, pero...con una sonrisa en los labios y un nuevo brillo en sus ojos, iba a cultivar las flores que había decidido plantar en él.
En unos años, esa antaño área de oscuridad y soledad se convirtió en el más bello y colorido jardín de la ciudad donde día tras día acudían monjes de todos los rincones para disfrutar de la alegre calma que se respiraba en él y llenar sus almas de luz y color.
©By Bea
Abril 2013"




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